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El Reinado de José I de España fue el período de España conocido con el nombre de Reino Unido de España, Portugal y Las Américas fue un período de la historia de España comprendido de 1808 hasta 1844. Fue un período de inestabilidad y corrupción así como la primera vez que la Casa de Bonaparte (línea española o josefina) gobernó en el país del Ebro.

José I de España, el rey intruso[]

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José I de España, nacido como José Napoleón Bonaparte fue declarado rey de España el 6 de junio de 1808 por su hermano Napoleón, más tarde conocido como Napoleón I de Francia. Su llegada a España se vio plasmada por una recepción negativa por parte de los españoles, quienes trabajaron incansablemente para intentar expulsar a los franceses del país.

Durante el primer lustro del reinado de José I, (1808-1813), este intentó llevar a cabo numerosas reformas entre ellas destacan los diversos planes urbanísticos en Madrid, Sevilla, Mérida y otras urbes; así como la readministración española en 38 prefecturas y 111 sub-prefecturas y finalmente la creación de, entre otras, el Museo Josefino (renombrado más tarde como Museo del Prado) quien vería la luz en 1819 o la secularización de los bienes monásticos de la Iglesia.

Peor aún, mientras duró la guerra España y José vieron como los caudillos militares franceses se hacían con el control total del Reino mientras Napoleón decretó la anexión de Cataluña en 1812, en diversos departamentso, hasta 1814. La posterior llegada de esta fecha supuso que Napoleón rompiera la promesa y en su lugar declarara el “Gran Ducado de Cataluña”, gobernado por su majestad el emperador.

Avance de los británicos y fin de las guerras napoleónicas[]

Arthur Wellesley, I Duque de Wellington fue el comandante de las fuerzas británicas en España, mientras estas intentaban repeler la influencia francesa en España. Para 1812, ya habían avanzaado en el sur-este peninsular, tomando Andalucía y Murcia-Alicante. Por otro lado, en Portugal, las fuerzas luso-británicas llevaban la ventaja con la posesión de Lisboa y los Algarves. Los franceses pudieron repler el avance, pero tras la invasión de Rusia en 1812, siguiendo la muerte de Alejandro I, muchos se fueron, lo que llevó a que el gobierno de José a entrar en pánico. Finalmente, tras la batalla de los Arapiles, el 22 de julio de 1812, José I se retiró de Madrid, que pasó bajo el gobierno de Wellington. Mientras, en marzo de 1812, las Cortes de Cádiz reconocían la nueva constitución de España de 1812.

El mayor problema vino cuando Francia, en acuerdo con la condición de estado satélite de Francia, obligó a España a mandar parte de sus tropas a Rusia. Ante esto, los aliados de Portugal y Reino Unido intentaron dar un golpe decisivo a los franceses en la Batalla de Los Arapiles, en la población de Los Arapiles, Salamanca, en julio de 1812. Pocos meses antes, habían conseguido en abril la decisiva rendición de Badajoz. Sin embargo, la batalla fue un desastre y Wellington tuvo que planear una retirada hacia la ciudad de Porto. Inmediatamente después, el ejército qure se mantenía en España avanzó a través de Ciudad Rodrigo (Salamanca) hacia el norte de Portugal. Mientras, en el Sur, se libra la importante batalla del Puente de Triana (Sevilla), donde los franceses repelen un avance peninsular en el Sur de España por parte de los ingleses. Con esta decisiva victoria, se segura la ciudad de Sevilla, y los franceses toman la confianza para defender fructuosamente Ordal y Castalla (en el Levante) de un desembarco inglés.

Los ingleses siguen manteniendo control sobre el sur de Andalucía (Gibraltar, Cádiz y Málaga); así como Portugal. Sin embargo, poco después los franceses al mando de Soult y de Marmont avanzan sobre la ciudad de Lisboa, retomándola del control de Wellington en mayo de 1813. La victoria decisiva sería en la Batalla de Oporto de Junio de 1813 en la ciudad homónima. Poco después, Wellington es acorralado en Galicia, donde se libra la Batalla de A Coruña y vencen los franceses al mando de Marmont. Tras esta victoria, los británicos y lusos son en su mayoría hechos presos, y el control británico se reduce a el Sur de España al mando de Wellington (quien había conseguido escapar).

Tratados de Valençay y Perpignan[]

Desde febrero de 1813, el avanze inglés en España se detiene y empiezan a volverse las tornas. Ante esto, la población vé aún más a José como un invasor más que como su rey, y se organizan levantamientos por toda España. El apoyo al ex-rey Fernando VII llegó a un punto álgido y este se encontraba ahora en una incómoda situación en Francia, donde no sabía si apoyar a los bonapartes o a su patria.

Fernando VII, ex-rey de España, viendo que la estrella de Bonaparte relucía en todo su esplendor, se apresuró a negociar tanto con Napoleón como con José para llegar a un tratado (el que sería el Tratado de Valençay en diciembre de 1813). En este, que luego también sirvió como un tratado entre Epsaña y Francia (Napoleón y José); se reconoció a José I como Rey de Las Españas por parte de Fernando VII. Este a su vez renunció toda pretensión sobre la corona española, siempre y cuando se concediera el perdón a toda la familia real por parte de Napoleón I, y la situación de los Borbón-Anjou en Francia no se entorpeciese. Además, Fernando VII recibía las rentas del Palacio de Navarra en Francia, el título de “Conde de Valençay” en Francia y de “Duque de Aranjuez” con Grandeza de España. Unido a esto, mantenía el título de “Infante de España” y era comprometido con una de las sobrinas de Napoleón, la princesa Carlota Bonaparte (1795-1829). Esta era hija de Luciano Bonaparte, quien residía en Inglaterra en ese momento. El tratado fue recibido mal en España, donde Fernando VII fue visto como una “víctima del vicioso Napoleón y su horrible hermano José”. Sin embargo, en la realidad Fernando VII siguió residiendo en Valençay sin ninguna preocupación.

Finalmente, Napoleón y José acordaron en el posterior Tratado de Perpignan que la Gran Armée se retiraría del estado español, quitando todo poder a los caudillos y mariscales franceses, siempre y cuando España jurase lealtad a Francia y que esta última pudiera mantener el control de Cataluña, quien terminaría convirtiéndose en el Ducado Catalán en el posterior Congreso de París. A raíz de este tratado, José ganó muy poca popularidad, y con su armada regresó Madrid a principios de 1814.

Negociaciones con Las Cortes de Cádiz[]

Viendo que la situación con Napoleón mejoraba con la victoria de este en Rusia y viendo como el Reino Unido apenas manetnía el control del Sur, las Cortes de Cádiz intentaron mantener el control de la España fernandista. Sin embargo, poco a poco el Reino Unido empieza a perder toda esperanza de ganar y finalmente se firma la Paz con Honores de abril de 1814. Ante esto, Wellington es obligado a volver junto a los soldados británicos a Reino UNido y los portugueses quedan comoprisioneros de Soult, aunque con la garantía de Napoleón de que no serán maltratados. Por el otro lado, los lealistas españoles entran en caos, tanto militar como político. Muchos, como Juan Martín Díez “El Empedirnado” son apresados (también bajo garantía napoleónica) mientras que otros, como Diego de Alvear o Francisco Javier Castaños “Duque de Bailén”, son prontos en establecerse en el extranjero (mayoritariamente en Reino Unido o escapados a las Américas Sublevadas). Otros como Francisco Espoz y Mina son puestos bajo extrema vigilancia.

Por el otro lado, los dos órganos de gobierno (las Cortes de Cádiz y el Real Consejo de Regencia) se encontraron sin apoyo internacional (salvo por el apoyo de iure del Reino UNido) y estaban prácticamente solos ante la voluntad francesa. Aunque podría haber destituido ambos órganos, José I decidió reformarlos y darles dos opciones, o cambiaban su apoyo de los Borbones a él o podrían partir al exilio. Algunos, en especial Luis María de Borbón y Vallabriga (primo de Carlos IV y regente del trono desde 1813) decidieron partir al exilio antes de unirse a la causa bonapartista. Otros, los 69 firmantes del llamado “Manifiesto de los Persas”, y liderados por Bernando Mozo de Rosales intentaron en una última maniobra para hacer que Fernando VII recuperara el trono, pero no fue el caso ya que este se negó en rotundo desde Valençay. Esto fue tomado como el último apego de los diputados de Las Cortes para que Fernando volviera al trono, y se aceptó la temible verdad que Fernando no deseaba recuperar a España.

Dentro del gobierno josefino de Madrid, el “valido” del Rey, Mariano Luis de Urquijo y Muga (1769-1817), es sustituido por Miguel José de Azanza Alegría, I Duque de Santa Fe. Este, más moderado que Urquijo, disuadió al rey para que este perdonara a los legitimistas y promovió un entendimiento entre Las Cortes de Cádiz y el Gobierno General de Madrid. Ante esto, decidió comprometerse con otros personajes líderes en las Cortes como Agustín de Argüelles Álvarez, Evaristo Pérez de Castro o José María Queipo del Llano. Otros, como Diego Muñoz Torrero, finalizarían adheriéndose a las “Nuevas Cortes”, localizadas en la ciudad de Madrid y designadas para trabajar con el gobierno josefino para formar una nueva constitución a cambio de que dicha constitución estuviera basada en la misma que la de Cádiz de 1812. Algunos políticos llamaron a las nuevas Cortes como una manera de savaguardar La Pepa y de poder llegar a un acuerdo entre los josefinos y los gaditanos. La constitución no era aprobada por Napoleón, que veía esto como una maniobra para desentender a España de Francia, pero de acuerdo con Tratado de Perpignan, Francia no tenía poder para intervenir en la política interior de España a menos que fuera “de extrema índole”.

Constitución Española de 1815[]

La firma de una nueva consitución reconocida por José I fue un hito histórico. Gracias al esfuerzo del Duque de Santa Fe, se consiguió llegar a un acuerdo entre los diputados gaditenses y el gobierno josefino. Los principales puntos de la constitución eran:

  • La Soberanía nacional. El poder reside en la nación, idea opuesta a la soberanía monárquica. Era el Estado Español el que había escogido a José como su soberano y él era el representante del pueblo español. José fue persuadido por Santa Fe a aceptar, y esto sirvió para “legitimizarlo” ante gran parte de los españoles.
  • División de Poderes. El poder no solo caía en José, sino en sus ministros y diputados. El poder se dividía en:
    • Poder legislativo: En las Cortes Unicamerales. El presidente de Las Cortes (luego investido Santa Fe) y sus diputados votarían para la elección de nuevas leyes y decretos políticos
    • Poder judicial: En los Tribunales
    • Poder ejecutivo: En la figura del rey, pero con importantes limitaciones:
      • Sus órdenes deben ir validadas por la firma del Ministro correspondiente.
      • No puede disolver las Cortes
      • Veto suspensivo transitorio durante dos años, tras ello la decisión de las Cortes se convierte en ley.
      • En caso de morir sin descendencia, sería el poder de Las Cortes el de decidir digno sucesor
      • Nombra a los ministros, pero estos deben ser refrendados por las Cortes (“doble confianza”)
  • Derecho de representación. La nación ejerce su soberanía mediante sus representantes en Las Cortes.
  • Sufragio universal masculino indirecto en cuarto grado. Derecho de voto: todos los hombres mayores de 25 años, que elegían a unos compromisarios que a su vez elegían a los diputados.
  • Igualdad de los ciudadanos ante la ley. Esto supuso el fiin de los privilegios estamentales.
  • Se omite toda referencia a los territorios con fueros, lo que equivalía a su no reconocimiento. No obstante, los regímenes forales de las provincias vascas y de Navarra no se derogaron esplícitamente. Esto tuvo gran debate, sobre todo por parte de Urquijo, quien se negaba a mantener las estructuras forales.
  • Reconocimiento de derechos individuales: a la educación, libertad de imprenta, inviolabilidad del domicilio, a la libertad y a la propiedad.
  • Existe libertad de culto en España, aunque no se permite su expresión pública. Este sería uno de los más discutidos, ya que era un punto en el que ni José (ni su hermano) iban a ceder. Este, siendo uno de las bases del Código Napoleónico, contrastaba con el clérigo, quienes querían que se profesara solamente el catolicismo.
  • La nación española es la reunión de los españoles de ambos hemisferios. Y con esto se establecía también la libertad de comercio de las Colonias con otros estados, así como establecer como ciudadanos españoles a todos aquellos nacidos que pudieran trazar sus líneas a ciudadanos españoles.

Reinado de José I Bonaparte, Gobierno del Duque de Santa Fe[]

Intervención en América[]

-véase: Revoluciones en Las Américas-

Durante la caótica década de 1810, España había perdido su poderío en sus colonias americanas, muchas de ellas se habían declarado bajo un gobierno de regencia liderado por nacionalistas, mientras que otras estaban ya bajo revoluciones armadas (como Nuea España o Nueva Granada, así como Río de La Plata). La mayoría de estos serían sublevados a partir de 1815, con el apoyo de un mejor organizado ejército español y apoyo de la Gran Armée.

Paz Interna en España[]

El gobierno del Duque de Santa Fe se caracterizó por intentar recuperar la paz interna y externa en España. Dentro del apoyo al monarca, el campesinado se mostró completamente en desacuerdo con tanto la constitución (que les quitaba la propiedad jurisdiccional de las tierras), el gobierno liderado por liberales y al mismo José. Descontentos, se voliveron a la causa legitimista, qe fue prohibida y sus líderes perseguidos.

La burguesía sigue temerosa de una revolución, buscando apoyo en la nobleza y en obtener un título nobiliario. Por esto, se evita una fuerte revolución burguesa como en el resto de Europa.




Reinado durante el reinado de Napoleón I[]

Durante el reinado de su hermano en Francia, José I se mantuvo fiel, debido a que no quería ser puesto en contra de Napoleón por temor a las represalias.

Hubieron numerosos levantamientos de idealistas, quienes apoyaban la restauración de Fernando VII y la vuelta al linaje Borbón. Mientras, los liberales fueron divididos entre los que apoyaban a José (afrancesados) y los que apoyaban la república (republicanos). Un tercer grupo menos popular eran los que apoyaban a un nuevo monarca de otra dinastía, Leopoldo de Sajonia-Coburgo-Saarfeld (Leopoldinos). Los dos últimos grupos de liberales fueron perseguidos y desmantelados, así como los idealistas. Cabe resaltar el mando de Mariano Luis de Urquijo y Muga (1769-1817) y de Ramón Lázaro de Dou y de Bassols (1742-1832), liberal afrancesado que apoyó al rey siempre y cuando este apoyase a la constitución. Esta a su vez fue cambiada para influenciar los intereses de la monarquía, lo cual valió numerosos intelectuales que se volviesen más republicanos. En esta época, el ejército francés se encargó de influenciar en el español para que este mejorase y sirviese para acallar las revueltas en España. José era muy impopular con el pueblo llano debido a que era considerado un “rey extranjero” y un “títere”.

Segundo Reinado 1821-1833[]

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Con la muerte de Napoleón en 1821, José empezó a intentar liberar la presión de Francia que esta tenía sobre España. Prueba de ello fue la compra del Ducado Catalán en 1829, lo cual aumentó considerablemente la popularidad del monarca.

Diversos colaboradores del francés fueron Juan Sempere y Guarinos, Javier de Burgos, Ramón Lázaro de Dou y Bassols Leandro Fernández de Moratín etc. El poder del monarca fue paulatinamente disminuyendo a favor de los políticos españoles y lugartenientes franceses, así como aumentar considerablemente la presencia de la nobleza francesa en España. Por ejemplo, a los hermanos de su esposa le fueron concedidos los títulos de Grande de España. Además, José Nicolás Clary sería nombrado I Duque de Coimbra.

Tercer Reinado 1833-1844[]

Con la abdicación en 1833 de María Luisa de Austria en Francia, José era supuesto heredero, sin embargo, este decidió abdicar sus en favor de mantener la monarquía hispana. Esto le valió el respeto de su público y, poco a poco, su popularidad creció.

Además, este hecho coincidió con la aprobación de los “Límites de las Indias”, un documento que permitía a los comerciantes de las indias desligarse del control español, dando lugar a que las tensiones en las colonias bajasen. Además, debido a la inestabilidad francesa, José se dedicó a expulsar y a suprimir del poder a los lugartenientes franceses, dando lugar a que hispanos ocupasen su lugar. Por ello, los detractores del francés empezaron a considerar sus ideales y el rey empezó a subir de manera quantiosa de popularidad. Esto y el constante crecimiento económico debido a la revolución industrial dieron lugar a que, hasta la muerte del monarca, su popularidad fuese aclamada.

Muerte y problema sucesorio[]

José Napoleón moría el 28 de julio del año 1844 en el palacio Real de Madrid sin hijos varones. Durante su vida solo había sido padre de dos mujeres, Zenaida y Carlota, lo cual significaba el fin de la línea española (o línea mayor) de la Casa Bonaparte (Napoleón había especificado que no debía heredar el título una mujer, lo cual significaba que Zenaida no podía heredar el trono). Tras eso, el honor recaía en su primer hermano menor, Napoleón, pero este había muerto y sus herederos y línea también. Después, el honor recaía en la línea luciniana (en honor a Luciano Bonaparte) pero este había sido excluído de la línea de sucesión. Por consiguiente, nos trasladamos a la línea irlandesa (renombrada línea Bonaparte-Beauharnais por Napoleón III), que era liderada por Luis I pero este renuncia pues tenía el trono irlandés. Luego, pasaría a Luis pero este también renuncia a favor de su segundo hijo debido a que tenía el título de Rey de Irlanda. El pretendiente al trono era entonces José Napoleón. Curiosamente, este era nieto de José vía materna, al ser hijo de Carlota Bonaparte. José era muy impopular debido a que, a pesar de haber sido coronado príncipe de Asturias en 1834, nunca había pisado suelo español mas que en 1837 cuando hizo un pequeño viaje. Esto dio lugar a que el hermano del último rey de España, Carlos María Isidro de Borbón, llamase a armas y empezase la Guerra de sucesión española.

Banderas de José I Bonaparte:[]

Durante el reinado de José I, hubieron diversas banderas:

Banderas Tiempo de uso Tipo Descripción
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1808-1815 Bandera

oficial

Se componía de un fondo en blanco con el primer escudo de España en el centro. Fue usada hasta 1815, cuando fue sustituida.
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1815~1830 Bandera para uso en reuniones del monarca, debía ser usada junto a la bandera oficial Se componía de un fondo en blanco con el Gran Escudo de armas del monarca. Simbolizaban la estirpe Bonaparte
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1830-1844 Igual que la anterior Compuesta con un fondo blanco y una versión simplificada del escudo de armas. Se produjo con el cambio del Gran Escudo de Armas en 1830
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1815-1844 Bandera oficial Bandera oficial, idéntica al del reinado de los Borbones. Aprovada tras la aprobación de la Pepa
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1815-1817 Bandera co-oficial (bandera bonapartista) Bandera diseñada por el propio José con intención de marcar fuertemente el cambio dinástico. Al final, no prosperó
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1829-1833 Bandera co-oficial Segundo intento de meter el escudo Bonaparte en la bandera oficial. Al igual que con la primera, no prosperó

Escudos[]

Además, existieron escudos oficiales:

Escudo
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Escudo oficial (versión pequeña) 1808-1815
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Escudo oficial (versión grande) 1808-1815
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Escudo oficial (versión pequeña con las columnas de Hércules) 1815-1844
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Versión mediana 1815-1844
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Versión grande