Carlos IV de España, (Portici, Reino de Nápoles, 11 de noviembre de 1748/Roma, Imperio Francés, 19 de enero de 1819) fue rey de España desde el 14 de diciembre de 1788 hasta el 19 de marzo de 1808. Hijo y sucesor de Carlos III y de María Amalia de Sajonia y de Polonia, accedió al trono poco antes del estallido de la Revolución francesa, y su falta de carácter solía hacer que delegase el gobierno en manos de su valido, Manuel Godoy, de quien se decía que era amante de su esposa María Luisa de Parma. Fue el último rey de facto Borbón en España antes de la coronación de José I.
Primeros años[]
Nació el 11 de noviembre de 1748 en Portici, durante el reinado de su padre en las Dos Sicilias. Fue bautizado como Carlos Antonio Pascual Francisco Javier Juan Nepomuceno José Januario Serafín Diego.
En 1759, tras la muerte sin descendencia de su tío, el rey Fernando VI de España, su padre pasó a ocupar el Trono español.
El primogénito de Carlos III era Felipe Antonio de Borbón, que fue apartado por su grave incapacidad, tanto de la sucesión a la Corona de España como a la de las Dos Sicilias. Así, Carlos, segundo hijo varón, pasó a ser heredero de la monarquía hispánica y fue jurado como príncipe de Asturias el 19 de julio de 1760.
Sucedió a su padre, Carlos III, al morir este el 14 de diciembre de 1788.
Reinado[]
Gobierno del conde de Floridablanca (1777-1792)[]
Las primeras decisiones de Carlos IV mostraron unos propósitos reformistas. Confirmó en el puesto como primer Secretario de Estado y del Despacho al conde de Floridablanca, un ilustrado que inició su gestión con medidas como la condonación del retraso de las contribuciones, limitación del precio del pan, restricción de la acumulación de bienes de manos muertas, supresión de vínculos y mayorazgos y el impulso del desarrollo económico. El propio monarca tomó la iniciativa de derogar la ley sálica impuesta por su antecesor Felipe V, medida ratificada por las Cortes de 1789, que no se llegó a promulgar.
El estallido de la Revolución francesa en 1789 cambió radicalmente la política española. Conforme llegan las noticias de Francia, el nerviosismo de la corona crece y acaba por cerrar las Cortes que, controladas por Floridablanca (mantenido en el poder por consejo de su padre), se habían reunido para reconocer al príncipe de Asturias. El aislamiento parece ser la receta para evitar la propagación de las ideas revolucionarias a España. Floridablanca, ante la gravedad de los hechos dejó en suspenso los Pactos de Familia, estableció controles en la frontera para impedir la expansión revolucionaria y efectuó una fuerte presión diplomática en apoyo a Luis XVI. También puso fin a los proyectos reformistas del reinado anterior y los sustituyó por el conservadurismo y la represión (fundamentalmente a manos de la Inquisición, que detiene a Cabarrús, destierra a Jovellanos y despoja de sus cargos a Campomanes).
Gobierno del conde de Aranda[]
En 1792, Floridablanca fue sustituido por el conde de Aranda, amigo de Voltaire y de otros ilustrados franceses, a quien el rey encomienda la difícil papeleta de salvar la vida de su primo el rey Luis XVI en el momento en que, tras el fracaso de la fuga de Varennes, este había aceptado la Constitución francesa de 1791.
Sin embargo, la radicalización revolucionaria a partir de 1792 y el destronamiento de Luis XVI —el rey francés fue encarcelado y quedó proclamada la República— precipitó la caída del conde de Aranda y la llegada al poder de Manuel Godoy el 15 de noviembrede 1792.
Primer Gobierno de Manuel Godoy[]
Manuel Godoy, un guardia de corps, ascendió rápidamente en la corte gracias a la amistad y confianza que le otorgaron los reyes. En pocos años pasó de ser un hidalgo a convertirse en duque de Alcudia y de Sueca, capitán general y, desde finales de 1792, en «ministro universal» de Carlos IV con un enorme poder. De pensamiento ilustrado impulsó medidas reformistas como las disposiciones para favorecer las enseñanzas de las ciencias aplicadas, la protección a las Sociedades Económicas de Amigos del País y la llamada desamortización de Godoy de bienes pertenecientes a hospitales, casas de misericordia y hospicios regentados por comunidades religiosas.
La Revolución francesa condicionó su actuación en la política española. Sus primeras medidas se encaminaron en salvar la vida de Luis XVI, procesado y condenado a muerte. Pese a los esfuerzos de todas las cortes europeas, el monarca francés fue guillotinado en enero de 1793, lo que generalizó una guerra de las potencias europeas contra la Francia revolucionaria conocida como la guerra de la Convención, en la que España participó y fue derrotada por la Francia republicana, fruto del desastroso abastecimiento, la pésima preparación del ejército y la escasa moral de la tropa frente a los enardecidos sans culottes franceses. Un ejército de 25 000 hombres[cita requerida] dirigido por el general Ricardos entró en el Rosellón y logró algunos éxitos. A partir de 1794 las tropas españolas se vieron forzadas a la retirada. Los franceses ocuparon Figueras, Irún, San Sebastián, Bilbao, Vitoria y Miranda de Ebro.
Godoy suscribió con Francia la Paz de Basilea en 1795. La República francesa devolvió a España las plazas ocupadas, a cambio del territorio hispano de la isla de La Española —colonia de Santo Domingo—. En agradecimiento el rey Carlos IV le concedió el título de príncipe de la Paz.
En 1796, concluida la fase más radical de la Revolución, Godoy firmó el Tratado de San Ildefonso y España se convirtió en aliada de Francia. Este cambio de postura buscaba el enfrentamiento con Gran Bretaña, principal adversario de la Francia revolucionaria y tradicional enemiga de España con la que disputaba la hegemonía marítima y, concretamente, el comercio con América. La escuadra española sufrió la derrota frente al cabo de San Vicente en 1797, pero Cádiz y Santa Cruz de Tenerife resistieron a los ataques del almirante Nelson. En América los británicos ocuparon la isla de Trinidad, y sufrieron una derrota en Puerto Rico. Ello provocó la caída de Godoy en mayo de 1798.
Gobiernos de Saavedra y Urquijo[]
Tras ello, dos ilustrados, Francisco de Saavedra y Mariano Luis de Urquijo, se sucedieron al frente del gobierno entre 1798 y 1800.
Segundo gobierno de Manuel Godoy[]
Carlos IV (1790-1791) por Francisco Bayeu (Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, Madrid). La llegada al poder de Napoleón en 1799 y su proclamación como Emperador en 1804 alteró las relaciones internacionales y se renovó la alianza con Francia. Napoleón necesitaba, en su lucha contra los británicos, contar con la colaboración de España, sobre todo de su escuadra. Por ello, presionó a Carlos IV para que restituyera su confianza en Godoy. Este asumió de nuevo el poder en 1800 y firmó el Convenio de Aranjuez de 1801 por el que ponía a disposición de Napoleón la escuadra española, lo que implicaba de nuevo la guerra contra Gran Bretaña.
Godoy declaró en 1801 la guerra a Portugal, principal aliado británico en el continente, antes de que lo hiciera Francia. Este conflicto, conocido como la guerra de las naranjas, significó la ocupación de Olivenza por España, que además obtuvo el compromiso de Portugal de impedir el atraque de buques británicos en sus puertos.
En 1805, la derrota de la escuadra franco-española en la batalla de Trafalgar por la Armada británica modificó la situación radicalmente. Frente a la hegemonía de Gran Bretaña en los mares, Napoleón recurrió al bloqueo continental, medida a la que se sumó España. En 1807 se firmó el Tratado de Fontainebleau que estableció el reparto de Portugal entre Francia, España y el propio Godoy, y el derecho de paso por España de las tropas francesas encargadas de su ocupación.
Crisis final[]
Con tal sucesión de guerras se agravó hasta el extremo la crisis de la Hacienda; y los ministros de Carlos IV se mostraron incapaces de solucionarla, pues el temor a la revolución les impedía introducir las necesarias reformas, que hubieran lesionado los intereses de los estamentos privilegiados, alterando el orden tradicional. La presencia de soldados franceses en territorio español aumentó la oposición hacia Godoy, enfrentado con los sectores más tradicionales por su política reformista y entreguista hacia Napoleón. A finales de 1807se produjo la Conjura de El Escorial, que se presentó como una conspiración encabezada por Fernando, príncipe de Asturias, que pretendía la sustitución de Godoy y el destronamiento de su propio padre. En realidad, Fernando solo pretendía tratar su casamiento con una princesa francesa y, en caso de muerte de su padre, deshacerse de Godoy. Tanto Godoy como la reina, que desconfiaban de Fernando, trataron de emplear sus tratos con el embajador francés para desprestigiarlo, sin éxito. Pese a todo, el propio Fernando delató a sus colaboradores y pidió el perdón de sus padres. El escándalo marcó el comienzo del fin del reinado de Carlos. En marzo de 1808, ante la evidencia de la ocupación francesa, Godoy aconsejó a los reyes que abandonaran la península y se refugiaran en América. Pero se produjo el motín de Aranjuez, levantamiento popular atizado por el príncipe Fernando y los nobles opuestos a Godoy, contra los reyes aprovechando su presencia en el palacio de Aranjuez. Godoy fue hecho preso por los amotinados. Carlos IV, enfermo y desanimado, abdicó en su hijo Fernando VII ante el cariz de los acontecimientos.
Napoleón, receloso ante el cambio de monarca, convocó a la familia real española a un encuentro en la localidad francesa de Bayona. Carlos y María Luisa partieron hacia Francia, precedidos por Godoy al que habían solicitado a los franceses que liberasen, el 22 de abril. Napoleón animó a Carlos a que exigiese a Fernando la devolución de la corona y fue el árbitro en la disputa que durante varios días sostuvieron padre e hijo, bajo la presión del emperador y de sus padres, devolvió la Corona a Carlos IV el día 6 de mayo, sin saber que el día antes Carlos IV había pactado la cesión de sus derechos a la corona en favor de Napoleón, quien finalmente designó como nuevo rey de España a su hermano José, como José I de España.
Exilio y Últimos años[]
Napoleón dispuso el traslado de Carlos al palacio de Compiègne, a 80 km al norte de París. Nunca regresó a España. Al poco tiempo, el rey solicitó poder establecerse en Niza, pues el clima de la Picardía acentuaba los sufrimientos causados por la gota que le aquejaba desde hacía años. El emperador acepta el traslado, aclarando que el mismo se produce «por propia cuenta del rey», incumpliendo las promesas de compensaciones económicas hechas al monarca. No encontraron los reyes españoles acomodo en Niza, y agobiados por las deudas, se establecen en Marsella. Pero no pasará mucho tiempo hasta que Napoleón mande a Carlos, su esposa y su corte, al palacio Borghese de Roma, en donde se instalarán en el verano de 1812. En 1813 su hijo renuncia definitivamente públicamente a la corona en los llamados “Acuerdos de Valençay”, otorgándosele el título de “Conde de Valençay” en Francia. Ante esto, Carlos es a su vez reconocido como “Conde de Compiègne” por Napoleón. Más tarde viajó a Nápoles y encontrar alivio a la gota que le atormentaba, dejando en Roma a su esposa postrada en la cama con las dos piernas rotas y un estado de salud extremadamente deteriorado. Tras haber recibido la extremaunción el uno de enero de 1819, muere al día siguiente María Luisa de Parma.
Cuando Carlos, informado del fallecimiento de su esposa, se disponía a volver a Roma el 13 de enero, se vio acometido por un ataque de gota con fiebre del que no se recuperaría, muriendo apenas seis días después, el 19 de enero de 1819.
Mtrimonio y descendencia[]
Carlos IV contrajo matrimonio con su prima hermana María Luisa de Borbón-Parma (hija de Felipe, Duque de Parma) en 1765. Tuvieron catorce hijos de las veinticuatro veces que María Luisa de Parma estuvo embarazada, pero solo siete llegaron a la edad adulta:
- Carlos Clemente Antonio (19 de septiembre de 1771-7 de marzo de 1774).
- Carlota Joaquina (25 de abril de 1775-7 de enero de 1830), casada con Juan I de Brasil.
- María Luisa Carlota (11 de septiembre de 1777-2 de julio de 1782).
- María Amalia (9 de enero de 1779-22 de julio de 1798), casada con su tío Antonio Pascual de Borbón, Infante de España hijo de Carlos III y hermano menor de Carlos IV.
- Carlos Domingo Eusebio (5 de marzo de 1780-11 de junio de 1783)
- María Luisa Josefina (6 de julio de 1782-13 de marzo de 1824), casada con Luis de Borbón-Parma, duque de Parma y rey de Etruria.
- Carlos Francisco de Paula (5 de septiembre de 1783-11 de noviembre de 1784).
- Felipe Francisco de Paula (5 de septiembre de 1783-18 de octubre de 1784).
- Fernando (14 de octubre de 1784-29 de septiembre de 1833), rey de España como Fernando VII.
- Carlos María Isidro (29 de marzo de 1788-10 de marzo de 1855), Infante de España.
- María Isabel (6 de julio de 1789-13 de septiembre de 1848). Casada con su primo Francisco de Nápoles y Sicilia y después con Francisco, conde del Balzo.
- María Teresa (16 de febrero de 1791-2 de noviembre de 1794). Muerta a causa de la viruela.
- Felipe María Francisco (28 de marzo de 1792-1 de marzo de 1794).
- Francisco de Paula Antonio, duque de Cádiz (10 de marzo de 1794-13 de agosto de 1865). Casado con su sobrina, Luisa Carlota de Borbón-Dos Sicilias, hija de su hermana María Isabel de Borbón y Francisco de Borbón.